Reflexiones breves, profundas y conscientes.
Un espacio para detenerte, leerte y reencontrarte…
aunque sea por un momento.
¿Y si no necesito terapia… pero tampoco me siento en paz?
No siempre hay un “problema”.
A veces, todo está en orden. No hay drama, no hay crisis, no hay urgencia.
Solo una sensación sutil… como si algo faltara.
No es tristeza, pero tampoco plenitud.
No es ansiedad, pero hay tensión.
No es vacío total, pero tampoco te sientes completamente tú.
Y eso, aunque no lo parezca, también merece ser escuchado.
La idea de que solo buscamos acompañamiento emocional cuando “todo va mal” ha dejado fuera a millones de personas que no están rotas, pero sí están desconectadas.
Personas que se sienten funcionales pero agotadas.
Que son fuertes… pero cansadas de tener que serlo siempre.
Que tienen compañía… pero no se sienten realmente vistas.
Ir a terapia no siempre es una respuesta al dolor extremo.
A veces es una decisión desde la conciencia.
Una forma de entenderte mejor. De dejar de ir en automático.
De recordar lo que eres más allá de lo que haces.
Es un espacio que no te exige.
Un espacio donde no tienes que explicar tanto.
Donde por fin puedes bajar la guardia,
y mirarte sin el filtro de lo que el mundo espera de ti.
Porque a veces, lo que más necesitamos…
no es una solución,
es un lugar donde podamos sentirnos sin miedo.
Y si tú estás leyendo esto y algo se movió dentro,
no es casualidad.
Quizá no lo necesites.
Pero tal vez… te haría bien.